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Publicado por John Taylor Gatto, profesor, autor de: «La historia oculta de la Educación en América» y «Armas de Instrucción masiva».
Traducido exclusivamente para ti:
Me llaman Sr. Gatto, hace 26 años, ya que no tenía nada mejor que hacer, me hice a la idea de ser maestro. Mi diploma certifica que puedo enseñar literatura y gramática, aunque en realidad no es exactamente lo que hago.
Yo enseño la escuela, y gano algunos premios por ello.
Enseñanza significa cosas distintas en diferentes países, pero hay 7 lecciones que se imparten en todas partes, desde los barrios pobres a los barrios de lujo. Son parte de un plan de estudios nacional, para el que se paga un precio muy alto, más alto de lo que piensas.
Escribí mi lista de las lecciones que imparto, sin ninguna intención irónica, tú haz con ellas lo que creas mejor.
LECCIÓN 1:
La ocasión para esta lección me ha venido de una carta recibida hace tiempo. Argumenta sobre qué era la cosa más importante que enseñar a los niños, concluía que la cosa fundamental es la coherencia, la comprensión y la claridad.
¡Error!
La primera lección que enseño es la confusión. Todo lo que enseño está fuera de contexto. Enseño la falta de relación de todas las cosas, la desconexión. Enseño demasiado, la órbita de los planetas, la ley de los grandes números, la esclavitud, los adjetivos, dibujo arquitectónico, danza, gimnasia, cantar en un coro, reuniones, invitados sorpresa, normas contra incendios, lenguajes informáticos, reuniones de padres, jornadas de formación, cursos intensivos, etc.
¿Qué tienen en común entre sí todas estas cosas?
Si nos fijamos en los planes de estudios de las escuelas, incluso las mejores, se observa una falta general de coherencia y de una gran cantidad de contradicciones internas. Afortunadamente, los niños no tienen palabras para expresar el pánico y la rabia que sienten por la constante violación del orden y naturalidad de las cosas que le “vomitamos” y que hacemos pasar por educación de alto nivel.
La lógica escolar quiere que sea mejor terminar los estudios con una cantidad de instrumentos superficiales hechos de conceptos y léxico tomados por la economía, la sociología, por las ciencias naturales, todo ello en detrimento del entusiasmo que podrían tener los estudiantes.
Sin embargo, la calidad de la educación significa estudiar algo en profundidad
La confusión se invierte en los alumnos, por locos adultos trabajando aislados uno del otro, sin ningún tipo de vínculo. En la mayoría de los casos, pretenden tener una especialización, que no tienen.
SIGNIFICADO: hechos no desconectados entre sí, es lo que un ser humano en su sano juicio busca.
La educación es un conjunto de códigos que deberían utilizarse para procesar los datos en bruto y darle un sentido a estos hechos.
Detrás de los parches cosidos, que son las secuencias escolares, por detrás de la obsesión por los conceptos y teorías, permanece oculta toda la investigación que la humanidad ha hecho desde siempre.
Es algo más difícil de ver durante los años de la escuela primaria, donde la jerarquía de la experiencia escolar parece tener más sentido. La «necesidad de hacer esto y no tener que hacer eso» supone una relación que tiene sentido. Los «clientes» no son todavía capaces de discernir cuán pequeño es el principio detrás de las ficciones.
Piensa en toda la larga secuencia de aprendizaje natural de la habilidad de caminar, hablar, seguir la progresión de la luz del alba al ocaso, observar los métodos tradicionales de trabajo en una granja, los de un zapatero, observar la madre que hace los preparativos para la fiesta de Acción de Gracias, cada una de estas partes está en armonía con todas las demás.
Cada acción se justifica y arroja luz sobre el pasado y el futuro.
Las secuencias escolares no funcionan de la misma manera, no trabajan bien cada lección y ni siquiera en el menú total de lecciones diarias. Las secuencias escolares son absurdas. No hay una razón específica para ninguna de ellas, ni se encuentra después de un análisis más profundo.
Ningún docente utilizaría nunca instrumentos que vayan a mermar los dogmas de la escuela, nadie haría nunca cosas que provocaran las críticas ya que todo lo que hacen debe pasar por el tamiz de la aceptación por parte de la escuela. Se aprenden las materias escolares (suponiendo que se logre aprenderlas) así como se aprende el plan o se tratan de almacenar los 39 artículos de la Iglesia Anglicana (o por nosotros en España el Credo).
Yo enseño la falta de relación de cada cosa, una fragmentación indefinida que se opone a la cohesión. Lo que hago es más similar a como se suceden los programas en la televisión que no a la organización de un esquema coherente. En un mundo donde la casa es sólo “un fantasma” (porque ambos padres trabajan, porque se hacen demasiadas mudanzas y mucha gente pierden el trabajo, o por la demasiada ambición o alguna otra cosa, hay tanta confusión que ya nadie quiere embarcarse en relaciones familiares), pues en este mundo yo te enseño a aceptar la confusión como un destino inevitable.
Ésta es la primera lección que enseño.
Final de la primera «LECCIÓN», continuará…